Nos levantamos alas 7:30 porque a las 8:00 hemos pedido que esté listo el desayuno. Pedazo de desayuno nos preparó Bob. Yo comí café con leche, zumo de naranja, tostadas, salchichas y champiñones. Lina se pidió medio frigorífico y al final no pudo con todo lo cual contribuyo enormemente a la felicidad del perro de la casa.
A las 9:00 estábamos en camino y después de desayunar como no una gran subidita. Se me hizo dura y larga y encima Lina que ahora ya está entrenada no paraba de decir ¡Vamos Roci! Y yo que hoy estaba más quemada que la moto de un hippie físicamente hablando la odiaba cada segundo más y quería arrojarla por un barranco. Tras la subidita llegamos a unas preciosas vistas donde decimos el último adiós a Kinglochleven. Tras las fotos de rigor y la pequeña lagrimilla de tristeza por despedirnos de tan bello paraje y también porque inevitablemente nos acercamos al fin de nuestra aventura continuamos ya en un camino algo mas llano. Pero siempre con sus subidas y bajadas (perfectas para mi rodilla). Hoy el clima sigue acompañando aunque un poco más frío que ayer casi no llovió. El paisaje se vuelve bastante monótono y además están cortando árboles con lo cual no es muy cultivador y yo sigo sufriendo el dolor de lo que mas tarde descubriría era una tendinitis. En aquel momento no le ponía nombres ya que no soy una gran deportista y no recuerdo haber tenido una hasta entonces. Cada bajada era una pesadilla. En la milla n 88 de nuestro camino paramos para un pequeño descanso. Comemos un triste sándwich de tranchetes y media naranja (otra vez se nos piro la pinza con lo de las provisiones).
Seguimos ahora subiendo por un largo trecho y poco a poco nos vamos metiendo en un bosque de pinos. Aquí el paisaje cambia, por fin, y realmente se vuelve impresionante. El bosque es tan cerrado que apenas entra la luz. A ratos era algo inquietante, diría que incluso la sensación era cercana al miedo. Además en algunas partes el camino estaba muy mal y nos hundíamos en el barro, a mi me pareció sencillamente impresionante, nunca había visto nada parecido. Y como soy una friky me acorde del señor de los anillos cuando hablan del bosque negro tan cerrado y viejo que no deja pasar la luz del sol.
Porque Lina es peligrosa....
Y tras un trecho volvimos a la luz del día y nos toco seguir y seguir caminando y Lina que quería ganar la carrera y yo que literalmente arrastraba la pierna…..Poco a poco nos metemos en una ancha pista forestal y avistamos el Ben Nevis. La montaña más alta de Escocia. Preciosas vistas y con casi sol en la punta hoy tenía un aspecto inmejorable.
El Ben Nevis
Y yo ya pensando , ya esta, lo hicimos, casi estamos ahí…Pero noooo estaba equivocada nos toco andar y andar y andar y luego ya por lugares civilizados vemos el Ben Nevis visitors Centre. Y seguimos andando hasta llegar a Fort William donde nos espera la señal de Fin del Camino. A las 16:00 habíamos completado 95 millas (Rocío unas cuantas menos) en 6 días inolvidables.Emoción del momento , mezcla de felicidad y a la vez tristeza.
Una vez aquí nos llevo mas de una hora llegar a nuestro hostel, volvimos a ver a los ingleses ya colegas y compañeros de viaje, nos toco coger un taxi porque estábamos de un perdido que para que y ya nos dimos cuenta que de repente volvimos a la civilización y a la vida real….Pero para historias de todos los días no se escribió este diario.
Las emociones encontradas al ver el paraje justo detrás de la señal de finalización fueron muchas. Yo ni pensaba en la foro, yo quería contemplar los alrededores por un momento trayendo a mi mente todas las risas y recuerdos vividos. Pero Rocío encontró un par de copas de Champan vacías y “Trin” Ahí quedó la foto. Metros después y de suerte encontramos los típicos tipos vestidos con el Kilt saliendo de una boda escocesa. Visitamos el pueblo, nos encontramos con el alemán, con Beth, una canadiense que también viajaba sola y habíamos conocido el día anterior. Coincidió que al final estaba en nuestro hostel y habitación. Y con la que al día siguiente nos sentamos a pasar el rato en el parque, no sin antes comprarnos los gorritos vikingos con trenzas los cuales sorprendieron no sólo a Beth sino al pueblo entero quienes nos tomaban fotos al pasar.
Y aquí se termina todo lo que escribimos. Espero que si habéis llegado hasta aquí no os haya resultado muy aburrido. Y si os decidís a hacer el camino que esto os sirva de ayuda.